martes, 3 de junio de 2014

La personalidad de León Febres Cordero y el control del Poder y la Democracia

Al indagar acerca de la personalidad de León Febres Cordero, la autora de este proyecto lo precisa como un hombre extremadamente inteligente, tenía gran habilidad de expresar sus sentimientos, basó su política en expresar una personalidad muy agresiva e inclusive autoritaria.

Un líder que se impuso en el ambiente político en el Ecuador, su firmeza de carácter, energía, y capacidad, aún cuando sometió al país a un fuerte endeudamiento público.

Su mayor defecto la intransigencia con la oposición, defecto que él propio Febres Cordero reconoció. Siempre tuvo sus seguidores y naturalmente, sus opositores, más aún cuando enfrentó situaciones críticas, políticamente complejas y delicadas, como el haber tenido que enfrentar el fenómeno de la guerrilla incipiente que comenzaba por América Latina.  Nacido el 9 de marzo de 1931, hijo de Agustín Febres-Cordero Tyler y de María Ribadeneyra Aguirre. Los primeros estudios y parte de la secundaria los realizó en el Colegio Salesiano Cristóbal Colón de su ciudad natal, hasta que cumplió los 16 años de edad en que viajó a los EE.UU. de Norteamérica para completar su educación media y graduarse de Bachiller con excelentes calificaciones, por lo que podemos definirlo como un estudiante brillante.

Posteriormente continuó sus estudios superiores en el Steven Institute of Technology, donde sobresalió como un buen estudiante y destacado deportista, una vez que obtuvo su título de Ingeniero Mecánico, volvió a Guayaquil para iniciar su carrera profesional prestando sus servicios en las empresas e industrias más importantes, a las que con sus conocimientos y orientación impulsó hasta hacerlas lograr un gran desarrollo. Desde esa época y gracias a sus notables éxitos en el campo empresarial se empezó a proyectar como gran figura pública, lo que permitió que en 1966 fuera elegido Diputado Funcional por la Industria de la Costa a la Asamblea Constituyente, y dos años más tarde Senador por la Industria de la Costa al Congreso Nacional.

Su labor en el campo empresarial fue reconocida por todos los círculos industriales, teniendo una formación política, técnica y administrativa, formada por norteamericanos por tres períodos consecutivos fue elegido como Presidente de la Cámara de Industrias. Mientras trabajaba en la Empresa Eléctrica dedicó tiempo para formar su primera compañía Santos & Febres Cordero que se dedicaba a proveer servicios eléctricos, era la primera compañía del país, realizando las instalaciones eléctricas del primer puerto de Guayaquil, por lo que León Febres Cordero, se destaca como un excelente empresario, de igual manera se perfilo como un hombre de posiciones absolutamente radicales que durante su gobierno evidentemente llevó adelante algunas acciones que pudieran ser calificadas de positivas, pero su actitud frente a la oposición política y frente a ciertas iniciativas de contradicción con su gobierno fue absolutamente dura.

Algunos historiadores lo describen como un hombre directo, claro en lo que planteaba, de gran tesón, de gran voluntad de hacer las cosas, indiscutiblemente un hombre con capacidad de influir en la gente, pero por otro lado era arbitrario y vengativo.[1] Mantuvo un carácter despiadado, siendo implacable con sus enemigos, fue cuestionado por sus decisiones políticas, Febres Cordero fue considerado por las organizaciones de derechos humanos como el Mandatario más represivo de la historia ecuatoriana.[2]

Sus cualidades de líder hicieron que se convirtiera en una persona muy poderosa e importante en el país. Político conflictivo, fogoso y apasionado, al ser sumamente obsesionado con el orden, su imagen siempre era impecable, su vestimenta elegante y su postura altiva. Al dirigirse al pueblo, por su personalidad imponente su discurso infundía la fuerza, la autoridad, el poder. 

Se declaró como el opositor radical de Jaime Roldós y Oswaldo Hurtado, lo cual utilizó como estrategia principal para llegar al poder. La campaña electoral en 1984 le dejó una enemistad profunda, lo cual lo obligó a ser como fue y a recurrir a mostrar su lado agresivo, implacable y duro.

Utilizó un slogan de campaña que logró posicionarse de una manera impresionante por su estilo y calidad: “Pan, techo y empleo.” Creó un ambiente de intransigencia: con insultos, groserías y falta de diálogo.[3]

Recurre frecuentemente al machismo pues expresaba frases como estas "tengo los pantalones bien puestos", también fue un hombre  regionalista; manipuló la religión y al anticomunismo, el miedo, el chantaje, las violaciones a la Constitución y la represión fue su estilo de gobierno.

En su mandato, el movimiento Alfaro Vive Carajo construyó una su identidad que se irradia en diversos escenarios, y Febres Cordero instauró una política de terror desde el Estado para controlar a la oposición, a nombre de “combatir a la subversión”.

En círculos políticos y populares se lo llamaba el "dueño del país", denominación que correspondía al poder indiscutido de que gozaba en el cantón Guayaquil. Durante su mandato, la principal estrategia fue culpar a la oposición de haberlo acosado y perseguido desde antes de posesionar su gobierno. Se lo criticó por su manera de dirigirse al público y a los medios de comunicación con los cuales tuvo muchos inconvenientes durante su mandato.

Su lenguaje verbal, era muy directo, lleno de insultos, palabras conflictivas que inclusive daba a parecer que peleaba o discutía todo el tiempo, su actitud siempre era a la defensiva, sus gestos y expresiones iban acorde con su discurso lo cual le generó gran presencia. Su tono de voz era alto y penetrante, lo cual según críticas demostraba demasiada prepotencia. Finalizada su presidencia, se dedicó a defenderla. Y siguió pesando en la política nacional por la fuerza de sus declaraciones públicas. Es por todo lo que se menciona que la autora de esta investigación cree que fue un hombre extremadamente prepotente, agresivo, implacable, tenaz, perfeccionista.

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[1] León Febres Cordero, Carácter., BBC Mundo, América Latina, obtenido el 16 de enero de 2009.
[2]León Febres-Cordero, ex presidente de Ecuador Diario El Mundo, obituarios, obtenido el 16 de enero de 2009[3]http://www.enciclopediadelecuador.com/temasOpt.php?Ind=851&Let=

 La llegada de León Febres Cordero a la presidencia significó un giro a los retos de la democracia, tanto por la abierta prepotencia de los sectores aliados al gobierno, como por la voluntad de polarizar a la oposición en torno al terror.

Su carrera legislativa se caracterizó por la interpelación a funcionarios, por lo que sus colaboradores se convencieron de que no solo tuvo el poder en la Presidencia, que ejerció desde 1984 a 1988, sino que después de ella la amplió a otros poderes del Estado.


Se ha definido a León Febres Cordero como un hombre prepotente, en algunos casos hasta dictatorial  por lo que la autora de este trabajo cree que es evidente el afán del Ejecutivo, es decir del ex presidente Febres Cordero, de controlar todos los poderes del Estado, tales como la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal de Garantías Constitucionales, el Tribunal Supremo Electoral y otros, pues si en el plano económico y social, la política tiende a favorecer a las élites y empobrecer más a los que menos tienen, en lo político se hace presente una fuerte pugna de poderes.

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