“Nos torturaban con electricidad en
manos, pies, por todo el cuerpo, nos pegaban golpes, patazos... nos ponían una
funda plástica hasta que se nos acababa el aire y nos desmayábamos, nos
ahogaban…”[1]
.
Es el relato de Luis Vaca, de lo que acontecía si se
pertenecía al AVC, de los dos años cuatro meses que estuvo detenido en el
Batallón de Inteligencia Militar en Quito, desde noviembre de 1985 hasta
marzo de 1988.
Él considera que estuvo secuestrado
en el cuartel, sin fórmula de juicio y en ese tiempo fue declarado como
desaparecido. Luis Vaca manifestó que el ministro de Gobierno de
ese entonces, Luis Robles Plaza “había declarado a las agencias
internacionales que yo no existía porque habían borrado la tarjeta
del Registro Civil”. “Me
pusieron un calentador, me encapucharon y me dejaron a unos cien metros de la
casa en Ibarra”.[2]
Luis Vaca fue parte de Alfaro Vive Carajo, AVC; decidió pertenecer al grupo armado por la “fiebre de América Latina” con respecto a la liberación, quien considera que AVC no fue un grupo terrorista; pues este era un proyecto del de “democracia en armas, con justicia social”. El movimiento Alfaro Vive Carajo pensó que en las elecciones de 1984 iba a ganar Borja y que con él podían organizarse. Sin embargo ganó Febres Cordero y como era representante de la oligarquía no podía representar las necesidades del pueblo ecuatoriano.
Cuando estuvo secuestrado, le
mostraban fotografías de los cadáveres de sus compañeros como Ricardo Jarrín,
líder del grupo y Fausto Basántez, que era pareja de Rosa Mireya
Cárdenas, ex ministra del Gobierno de Rafael Correa.
Luis Vaca considera que estar vivo
no es cuestión de suerte sino un milagro y que lo vivido le deja sentimientos
encontrados porque “recordar es duro, pero en todo caso sabemos que esto es de
justicia”.[3]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario