Se conoce a este integrante como el Comandante Fausto Basantes, fundador
de Alfaro Vive Carajo. Se identificó con la línea política de extrema izquierda
y en su vida estudiantil llegó a integrar el MOVIMIENTO DE IZQUIERDA
REVOLUCIONARIA, MIR, donde tuvo una función directiva a nivel de
Pichincha. Junto a Ricardo Antonio
Merino Serrano conformaron un grupo que ellos denominaron OPM que significaba
ORGANIZACIÓN POLÍTICO MILITAR, que se constituyó en una fracción del MIR, se
sumó a otros grupos de extrema izquierda para constituir ALFARO VIVE CARAJO.
Fausto Basantes, como miembro de Alfaro Vive Carajo, había participado,
la recuperación económica a la Cooperativa de Ahorro y Crédito “Andalucía” el
27 de mayo de 1983, 4 de octubre de 1983 fue detenido en Colope, Esmeraldas,
por elementos militares cuando se encontraba adiestrando a un grupo de
militantes en el manejo de armas y explosivos; el 2 de noviembre de 1984
participó en la “toma” del diario Hoy para difundir proclamas de AVC; el 2 de
enero de 1985 participó en el asalto al blindado del Banco de Descuento, en
Guayaquil.
Fausto Basantes, el número dos de la agrupación armada Alfaro Vive
Carajo (AVC), fue abatido el 4 de enero de 1986 por agentes de la Policía
Nacional en una supuesta emboscada preparada con
anticipación producto de la delación
de uno de sus
colaboradores más cercanos al interno del grupo.
El seguimiento de los hechos en torno a la muerte de Basantes, remiten a
una reunión de los principales mandos de AVC,
efectuada el 2 de enero de 1986 en una casa de la agrupación en el
sector “La Florida”, en el norte de la ciudad de Quito. Tras la misma, el
principal de AVC, Arturo Jarrín, sale del lugar acompañado de Fernando Flores,
quien era un cercano colaborador de Basantes, para cumplir compromisos
personales; sin embargo, en el trayecto son interceptados por un agente
policial que reconoció a Jarrín, pero este lo soborna, evitando ser
aprehendido.
Tras este hecho, Jarrín intuye que la casa de “La Florida” había sido
detectada por las fuerzas policiales, y ordena a Flores que regrese al lugar y
traslade a Fausto Basantes a un lugar seguro. Ante la premura de la situación,
Basantes, al huir, se olvida de llevar consigo dinero, armas y aparatos de
comunicación necesarios para la agrupación. Al estar Basantes a buen recaudo,
cae en cuenta de la importancia de los objetos olvidados en la casa de “La
Florida” y pide a Flores que regrese por ellos esa misma noche. Cumpliendo la
orden, Flores llega al lugar y es detenido por agentes policiales que, en
efecto, estaban vigilando el inmueble.
Una vez detenido, Flores habría sido trasladado a los calabozos del
Servicio de
Investigación Criminal de Pichincha (SIC-P). Mientras tanto, Basantes al no conocer el paradero de Flores, se preocupa y llama al día siguiente, 3 de enero, a la familia de Flores, quienes le informan que su compañero ya había aparecido, lo que tranquilizó a Basantes.
Investigación Criminal de Pichincha (SIC-P). Mientras tanto, Basantes al no conocer el paradero de Flores, se preocupa y llama al día siguiente, 3 de enero, a la familia de Flores, quienes le informan que su compañero ya había aparecido, lo que tranquilizó a Basantes.
Según versión de la pareja de Basantes en aquella época, Mireya
Cárdenas, Basantes se comunicó telefónicamente en la mañana del 4 de enero con
Fernando Flores y acordaron una cita a las dos de la tarde de ese mismo día en
el sector de la Avenida De La Prensa, zona frecuentada habitualmente por los
militantes de AVC. Antes de la hora
señalada, Fausto Basantes llega a la cita pactada con Flores, donde fue
presuntamente emboscado por un grupo de policías vestidos de civil que lo
aguardaba en aquel sitio, los agentes lo arrinconaron y lo acribillaron.
Según el parte oficial de la Policia Nacional, el encuentro entre
uniformados y Basantes fue casual ya que
se asegura que durante un patrullaje cotidiano por la zona de la Avenida De La
Prensa alrededor de las 14h15, observaron que un sujeto se bajó de un taxi y
reconociendo que se trataba de uno de los hombres requerido por la autoridades
judiciales. Por otro
lado, testigos presenciales del hecho aseguran que horas antes de la muerte de
Basantes, el ambiente del lugar era enrarecido por la presencia inusual de
elementos policiales vestidos de civil y algunas patrullas, lo que hacía pensar
que se iba a montar un operativo en el lugar. Asimismo, las versiones de los
testigos contradicen lo dicho por la Policía Nacional en cuanto a la forma en
cómo murió Basantes, pues se afirma que el militante de AVC, al ser sorprendido
por los uniformados, se rindió, sin embargo, fue acribillado. Así lo corrobora
Mireya Cárdenas, también integrante de AVC, “a Fausto (Basantes) no le dieron
ninguna defensa y, por eso, nosotros decimos que eso fue una ejecución
extrajudicial. Con Fausto comienzan ese tipo de ejecuciones y los asesinatos”[1]. Inmediatamente después
de realizado el
operativo, los elementos policiales procedieron a retirar el
cuerpo sin vida de Basantes. De igual
forma, pese a que el parte oficial de la Policía sobre el incidente tacha de
casualidad al encuentro de los uniformados con Basantes, un informe de
Inteligencia Militar lo desmiente y señala que se llegó al paradero del
militante de AVC por medio de la declaración de uno de sus colaboradores,
Fernando Flores, quien posteriormente recibió apoyo gubernamental para salir
del país.
Según el informe de la Comisión de la Verdad de Ecuador, esta entidad se
contactó con familiares de Flores, quienes confirmaron que este se encuentra en
los Estados Unidos pero que no tienen contacto con él hace alrededor de 10
años.
Los familiares de Fausto denunciaron la poca predisposición policial
para entregar el cuerpo de Fausto Basantes. En lo que respecta a las acciones
penales posteriores, pese a la intención de la familia a seguir un juicio en
este caso no pudieron contar con la ayuda de un abogado ya que, a decir de
Cárdenas, estos no se atrevían a tomar la causa por miedo a que se sigan
represalias en su contra.
[1]Comisión de la
Verdad Ecuador, Sin verdad no hay justicia. Informe final, Primera
Edición, Quito - Ecuador, 2010, p. 217
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