En
1984, antes de que León Febres Cordero asuma la Presidencia, la Policía
Nacional constituyó el SIC-10, una dependencia antisubversiva que
operaba de forma clandestina con el propósito de “reprimir y aniquilar a
miembros de Alfaro Vive Carajo (AVC) y de otras organizaciones político
militares”.[1]
De
acuerdo con documentos oficiales, desclasificados por la Comisión de la Verdad,
esa unidad se formó con elementos de la Brigada de Automotores que
investigaba casos especiales de tráfico y robo de vehículos. Esos miembros
fueron capacitados por instructores estadounidenses e israelitas en
técnicas de interrogación y tortura.
Hasta
la fecha, algunos funcionarios de ese Gobierno y altos oficiales de la época
niegan la existencia del SIC-10, pero en varios oficios
constan algunas investigaciones, como el secuestro del
empresario Nahím Isaías, que fueron asignadas a esa unidad, a cargo
del entonces mayor Édgar Vaca Vinueza, quien en la actualidad es
acusado por parte de Susana Cajas, Luis Vaca y Javier Jarrín e militantes de
AVC, por haber cometido crímenes de Lesa humanidad en el país.
El
SIC fue reforzado. A comienzos de 1985 se creó el grupo clandestino de la
policía SIC-10, encargado de eliminar subversivos y aporrear opositores
políticos. Entre los años 1984-1988, el Gobierno de la época le otorgó mayor
autonomía para combatir al “enemigo interno”, que en ese tiempo estaba
encarnado en los movimientos sociales, estudiantiles, sindicales entre otros,
con el pretexto de fortalecer la seguridad nacional.
El Servicio de Investigación Criminal de Pichincha (SIC-P) creó una
unidad policial clandestina denominada SIC-10 para combatir a la “subversión”.
El grupo utilizó a la tortura, desaparición, violencia sexual como forma de
represión.
El
grupo clandestino SIC-10 fue constituido con agentes de diversas brigadas del
SIC-P y el 28 de septiembre de 1985 la Institución Policial formalizó esta
estructura secreta bajo el nombre de Unidad de Inteligencia Antisubversiva
(UIAS).
El
14 de febrero de 1986, mediante Decreto Ejecutivo Reservado No. 1601, la UIAS
fue denominada Unidad de Investigaciones Especiales (UIES). El objetivo del
Gobierno de esa época fue posicionar una unidad de élite que luche contra la
subversión en el país.
En
su libro El Testigo el ex
agente de la Policía Nacional, Hugo España, asegura que el SIC-10 operaba bajo
la premisa de “destruir totalmente la subversión, que se había extendido como
cáncer en todo el país”. De igual forma, manifiesta que los cursos en esta
división policial eran dirigidos por instructores norteamericanos e israelitas
e indica que, de forma secreta, se había subdivido en tres sectores
estratégicos: SIC-10 de Quito, SIC-10 de Guayaquil y SIC-10 de Cuenca. Como
puntos básicos en la formación de este grupo se puede mencionar que tenían
independencia de mando y que sus integrantes participaban de forma encubierta,
incluso el mismo España indica en su libro que se les entregaba
identificaciones falsas y dinero extra, a más de que les pagaba la Policía
Nacional, por pertenecer a este grupo. Dependían estrictamente de entidades del
Estado, cercanas a la Presidencia de la República.
[1]Comisión de la verdad sí tiene
evidencias que inculpan a Febres Cordero en crímenes de estado,
Ecuador Inmediato, Política Nacional, 16 de diciembre de 2008.
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