Juan Cuvi, Juan Carlos Acosta y
guerrilleros colombianos del M-19 planearon y ejecutaron la operación. Ellos
siguieron las actividades de Isaías por meses hasta encontrar una debilidad en
sus medidas de seguridad. El 7 de agosto de 1985 se realizó el secuestro,
cuando Isaías llegaba a su casa de campo, conocida como "Las Alturas".
Esta
reseña narra un triste episodio de la vida nacional, el secuestro y asesinato
del banquero, diplomático y filántropo ecuatoriano, Nahím Isaías Barquet, el 2
de Septiembre de 1985. La autora de esta investigación cree que el hecho
ocurrió en medio de una esfera de extrema violencia que pudo haber llegado a
ser una feroz guerra civil en el Ecuador, como sucedió en otros países
latinoamericanos. Esta historia nos permite entender la fragilidad de una
democracia sumida en contradicciones, reflejo del momento político mundial de
los ochenta, determinada por el enfrentamiento de las ideas izquierdistas que
se difundían en Latinoamérica desde el “Mayo Francés en 1968” y la defensa a
ultranza del neoliberalismo promovida por Estados Unidos durante la guerra fría.
Nahím
Isaías Barquet nació en Guayaquil el 4 de mayo de 1931, siendo sus padres
Emilio Isaías y María Barquet. Ejerció las funciones de Gerente General de
Filanbanco, presidente honorario del Republic National Bank of Miami y
presidente de Seguros Rocafuerte. Desempeñó las funciones de cónsul general
honorario de la República Dominicana y fue por dos ocasiones decano del Cuerpo
Consular de Guayaquil. Fue presidente del Consejo Nacional Scout del Ecuador y
presidente del Consejo Interamericano de Escultismo, entre otras funciones.
Fue
condecorado con la Orden Nacional Al Mérito en el grado de Caballero por el
Gobierno Ecuatoriano, la República Dominicana le confirió la orden Nacional
Cristóbal Colón y recibió la orden Vasco Núñez de Balboa de Panamá. Era
Caballero de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, perteneció a
diversas entidades nacionales y extranjeras.
El
secuestro de Nahím Isaías Barquet, prominente banquero guayaquileño, por parte
de la organización Alfaro Vive Carajo (AVC) se produjo el día 7 de agosto de
1985. La acción estuvo a cargo de un grupo conformado por miembros del
Movimiento 19 de Abril (M-19) y Alfaro Vive Carajo (AVC), respondiendo a una
integración de acciones de lucha subversiva en Centroamérica y América del Sur,
y con el objetivo de fortalecer las acciones de AVC.
Con
el fin de obtener dinero para financiar la guerrilla rural en Esmeraldas, AVC
tomó la decisión de realizar un secuestro grande, que llevó a Juan Cuvi, Juan
Carlos Acosta, entre otros militantes de AVC y guerrilleros del M19 un año
hasta concretar el rapto del banquero Nahím Isaías, quien en aquella época era
el segundo hombres más rico del país, después de Luis Noboa. Se escogió al
empresario de origen libanés debido a que para AVC este representaba a un grupo
oligárquico del país.
Además
de ser un banquero millonario, Isaías fue una persona muy allegada el Gobierno
de León Febres Cordero, pues según comentó Cuvi “él era el poder detrás del
trono, de alguna manera él le manejaba a Febres Cordero, él financió la campaña
de Febres Cordero y entiendo que tenía compromisos de carácter financiero y
tomaba muchas decisiones en materia económica y financiera, no era solamente un
tipo de plata sino que era el que estaba en el poder”[1].
Un
comando organizado por Juan Cuvi y Juan Carlos Acosta, integrantes de AVC, y
Henry Guevara Sánchez, Fernando Carmona, Alfonso Benavides y Germán Sarmiento,
miembros del M-19, inició el seguimiento a Isaías desde 1984 para lo cual
alquilaron una casa de seguridad en el barrio La Alborada de la ciudad de
Guayaquil.
El
comando de AVC y del M-19 había previsto el 7 de agosto de 1985 como el día en
el que ejecutarían el secuestro de Nahím Isaías. En horas de la noche, en la
casa de campo “Las Alturas” ubicada en el kilómetro 8 de la vía
Guayaquil-Daule, fue retenido Nahím Isaías junto con tres sujetos no
identificados. Enseguida fue trasbordado a un vehículo Trooper de color gris
conducido por Juan Carlos Acosta y en el que estaban otras personas armadas. En
un principio lo llevaron a Urdesa, a partir de ese momento, Patricio Baquerizo
por AVC y Germán Sarmiento por el M-19.
Alfaro Vive
Carajo escogió para el secuestro al banquero, en ese tiempo el segundo hombre más rico del país, después
de Luis Noboa Naranjo, debido a que:
“Para nosotros
(…) el señor Nahím Isaías es representación de un grupo oligárquico acá en el país,
nosotros habíamos escogido al señor Nahím Isaías precisamente (…) porque conocíamos y
claro, lo
ratificamos ahora, la actitud progresista del señor Nahím Isaías.
Desde ese punto
de vista, digamos
el trato inclusive que
ha tenido el señor Nahím Isaías, los 25 días que estuvo bajo nuestro poder, es el mejor
de los tratos posibles en esas condiciones”[2].
Además de ser
un banquero millonario, Isaías fue una persona muy allegada el gobierno de León
Febres Cordero, pues según comentó Cuvi: “él era el poder detrás del trono, de alguna manera
él le manejada a Febres Cordero, el financió la campaña de Febres Cordero y
entiendo que tenía compromisos de carácter financiero y él tomaba muchas decisiones en materia económica y
financiera, no era solamente un tipo de plata sino que era el que estaba en el
poder”[3].
Después de
tomar como rehén a Isaías, los miembros de AVC y del M19 emprendieron la retirada en
dos vehículos, en el primero de ellos, un Trooper de color azul, fugaron Juan Carlos Acosta y Alfonso
Benavides con Nahím Isaías, quienes tenían que llevarlo a Manta y en el otro auto, un Fiat de color rojo,
viajaba Cuvi junto a Fernando Carmona, Henry
Guevara, Fabián Medina Simisterra, todos colombianos del M19. Este segundo auto tenía dañado el medidor de gasolina,
situación que les obligó por seguridad a llenar
el tanque en la gasolinera de Nobol a la salida de Guayaquil, la policía había montado por la misma vía por la que querían salir un operativo secreto para atrapar a Camargo, violador y asesino de niñas.
el tanque en la gasolinera de Nobol a la salida de Guayaquil, la policía había montado por la misma vía por la que querían salir un operativo secreto para atrapar a Camargo, violador y asesino de niñas.
Debido a este
percance, al rehén lo llevan de un lugar a otro hasta llegar a una casa de La Chala, un barrio residencial de
la ciudad de Guayaquil, donde Isaías estuvo confinado 25 días.
La posición
inicial del gobierno febrescorderista era que las vidas de los subversivos
serían respetadas siempre y cuando entregaran sano y salvo a Nahím Isaías. El hecho tuvo
su desenlace cuando el 1 de septiembre, León Febres Cordero ordenó la incursión
de fuerzas de elite del Ejército y la Marina a la casa donde estaba retenido el
banquero, acción
por la cual
resultaron muertos Nahím
Isaías y cuatro
de los guerrilleros,
los otros participantes del secuestro fueron detenidos y otros lograron evadirse. Juan Cuvi aseguró que León Febres Cordero:
“se aprovechó
de eso no lo mandó a matar, sino que se aprovechó
de la situación para deshacerse de él, estoy cada día más convencido, porque
era obvio que existía una tremenda
dependencia de Febres Cordero frente a Nahím Isaías, eso era obvio y nosotros lo pudimos detectar en un momento que había una crisis del dólar aquí y fue
Nahím Isaías que resolvió la crisis
por pedido de Febres Cordero, él de alguna manera le tenía amarrado a Febres
Cordero y, según dicen, porque le
financió la campaña, lo que hizo Febres
Cordero fue esta es mi oportunidad, me libro de estos alfaros y de una
vez me libro de Nahím”[4]
Mientras que por su parte, el ex presidente León Febrés
Cordero afirmó que:
“la familia Isaías estuvo presente en la habitación del Cuartel Modelo,
desde donde yo controlaba la situación, en el momento en que yo decidiera asaltar por sugerencia de los técnicos
que lo recomendaron, nunca les escondí nada, a través del teléfono tuvimos ellos y yo la
desgracia de oír la balacera que se dio durante el asalto, jamás les escondí nada,
me duele que haya muerto,
hice lo humanamente posible para salvarlo,
no pude desgraciadamente salvarlo”[5]
En
el cautiverio, Nahím Isaías pidió hablar con sus captores. Patricio Baquerizo
quien ya estaba a cargo de las operaciones en Guayaquil, dialogó con él y éste
le expresó que estaba muy preocupado por el desarrollo del operativo. Nahím
Isaías era consciente de que estaban en la ciudad de Guayaquil.
En
las conversaciones, Patricio Baquerizo desvinculaba toda relación con AVC,
diciendo que el secuestro tenía el solo objetivo del dinero. En ellas, además,
según refiere, Nahím Isaías admitió haber aportado 10 millones de dólares a la
campaña de León Febres Cordero.
Febres-Cordero
reveló que ordenó la incursión armada en vista que los secuestradores habían
dado un ultimátum hasta el 2 de septiembre a las 9h30 para asesinar al
banquero, si no les entregaban un millón de dólares, un avión para trasladarse
a Quito, para asilarse en la embajada Nicaragüense y la libertad de todos los
terroristas detenidos.
El
gobierno consideró inaceptables estas exigencias, porque sentarían funesto
precedente capaz de alterar la paz nacional y optó por la incursión ante la
inminencia del ajusticiamiento del banquero.
La
orden que recibió para actuar le fue impartida por el general Manuel María
Albuja, entonces Comandante General del Ejército. Nahím Isaías Barquet fue
rescatado gravemente herido la madrugada del 2 de septiembre de 1985 y llevado
a la clínica Guayaquil, donde fue intervenido quirúrgicamente, pero falleció a
las 04h40 después que había transcurrido 74 minutos desde el cumplimiento de la
operación rescate en La Chala.
Todos
sus captores, tres hombres y una mujer, también murieron durante la intervención
de las fuerzas del orden que ingresaron a rescatar a Isaías en la villa en
donde lo tenían secuestrado. El rescate de Isaías tuvo como preludio cargas
explosivas colocadas en las partes laterales del inmueble, seguidas con
descargas de metralletas. Según versiones oficiales, se supo que apenas se dio
la orden de ingresar a la villa, se escucharon tres disparos, con los que los
terroristas mataron a Isaías, para posteriormente lanzar una granada y disparar
contra los elementos del grupo de élite del Ejército Nacional que participó en
la operación rescate.
Los sucesivos fracasos de esta
agrupación a nivel armado sumados a la detención y muerte de varios de sus
miembros y cabecillas importantes, entre ellos, Arturo Jarrín, máximo líder
de AVC, desencadenaron el
resquebrajamiento de este
intento revolucionario que terminaría en la dejación de las armas en el
año 1991, después de un acuerdo con el Gobierno de Rodrigo Borja.
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